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Desde el momento de su fundación (1882) hasta la estatización de la compañía por el gobierno peronista en 1947, el ferrocarril francés atraviesa en su historia dos momentos fácilmente reconocibles: el primero de expansión y modernización, conforme al crecimiento de la Argentina agro-exportadora de finales de siglo; el segundo de aplanamiento y aparente disminución, que se insinúa desde el inicio de la primera guerra mundial y que tiene en 1930 una fecha precisa cuando la gran crisis económica altera los ritmos de desarrollo sobre los que se había asentado la Argentina moderna.
La prolongación de las líneas durante este primer período acompaña la primera etapa de colonización del centro-norte santafesino, potenciando en las regiones menos pobladas el asentamiento y explotación de las tierras. A su vez, el caudal de materias primas agrícolas producidas en las incipientes colonias son transportadas en riel hasta la capital, la que provee a éstas de las manufacturas que llegan a través del puerto.
La ciudad capital optimiza así su rol centralizador y como tal sufre las transformaciones necesarias en su tejido urbano, que se va adaptando a ser terminal y cabecera de una amplia red de comunicaciones.
Es en esta etapa en la que Santa Fe ve cambiar progresivamente su imagen colonial tradicional. En 1886 avanza el adoquinado sobre la trama urbana, en 1887 se reglamenta el ensanche de las nuevas calles, en 1888 se prohíbe el alero saledizo en los tejados.
Es también la época de construcción de los servicios y edificios públicos: se instala la usina de luz eléctrica y una línea telefónica para 200 abonados; se promueven las obras de agua corriente; se provee a la ciudad de alumbrado público con faroles de gas; se levantan el Consejo de Educación, el Teatro Municipal, los viejos Tribunales y la Jefatura de policía.
Como en París en el Siglo XX, que ve transformada su estructura urbana gracias a la expansión y ensanche de sus vías de circulación y de transporte, el Ferrocarril reorganiza la articulación del espacio en la ciudad de Santa Fe.
La estación ferroviaria, ubicada donde hoy se encuentra la terminal de ómnibus, permite la prolongación de los rieles hasta el puerto, que será inaugurado hacia fines de 1910. El barrio aledaño a la Estación de Ferrocarril torna especial impulso, promoviendo hoteles y empresas vinculadas al transporte. La localización del personal de la empresa ferroviaria traza los límites del barrio Candioti, que se constituye en el sitio privilegiado de la colectividad francesa en la ciudad. En suma, entre 1889 y 1890 queda construida la casona para alojamiento del director de la compañía. El «Petit Château» causa admiración en el Boulevard flamantemente inaugurado, reflejando la importancia que la empresa tenía en sus relaciones con la ciudad.